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16 noviembre 2009

El árbol y el bosque.

Los piqueteros se han convertido en el ají de la mala palabra en la sociedad argentina. Nacieron con el apoyo del peronismo durante el gobierno radical de Raúl Alfonsín, sustentados por conocidos dirigentes, con el objetivo de provocar un golpe económico (que lograron al entregar Raúl Alfonsín su mandato antes de finalizarlo), pero en la actualidad están perjudicando al actual gobierno peronista y dividiendo a la ciudadanía.
Las arengas de la señora presidente intentando culpar a la clase media de los males piqueteros está profundizando las divisiones y recordando los dichos del general Perón: “Por cada uno de los nuestros caerán cinco de ellos”. Esta frase, que debería haber sido sepultada, sigue rejuvenecida por la inoperancia de todo el Gobierno Nacional, que no busca la eliminación de las razones del descontento de los piqueteros, apoyados por unos y utilizados por otros individuos del actual gobierno.
Las amenazas de los piqueteros de tomar edificios públicos es un llamado de atención: al cambiar la metodología merced al rechazo de la sociedad, intentan minimizar el desprecio y presionar para seguir obteniendo dádivas al menor esfuerzo posible.
Los medios de comunicación en buena parte magnifican el conflicto y apabullan aún más a la ciudadanía que no entiende las razones del conflicto, provocado en su mayor parte por el gobierno peronista de Carlos Menem y la desidia de la clase dirigente política sindical, militar y económica que no ha comprendido el desafío de los tiempos (en que el sol sale para todos) en lo relacionado con la distribución de la riqueza. En tanto y en cuanto no sean volcados los medios y los recursos en la creación de esta riqueza, no existe solución posible, y el gobierno, en la obligación de hacer respetar la constitución, no sabe a quién poner en caja y crea nubarrones que sólo tapan el árbol y no dejan ver el bosque.

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