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15 noviembre 2009

Actitud corporativa

A partir del diferendo entre la diputada Paula Bertol y el colegio de abogados de la Capital Federal los letrados deberían reflexionar sobre sus roles, sus responsabilidades y los desaguisados.
Junto a los militares los abogados fueron quienes durante más tiempo rigieron los destinos de la República Argentina durante el siglo XX, y por los resultados a la vista no dudaría en responsabilizarlos de los mayores desaciertos y desencuentros padecidos por la sociedad argentina. Por algo los pinta de cuerpo entero el dicho popular: “Es mejor un mal arreglo que un buen juicio”.
En lugar de declarar persona “non grata” a la doctora Paula Bertol deberían consultar a ella y a la comunidad toda sobre sus procederes en relación a la ley de mediación, y dejar de comportarse como una corporación más, porque no son ellos dueños de la verdad: lucran con los defectos de la sociedad, sus diferencias y sus muertos, convirtiéndose en individuos pasibles de ser cuestionados por los ciudadanos, que muchas veces necesitan estar en la cuerda floja de la ley para vivir en el país de cuya construcción estructural fueron los profesionales más que responsables.
En la Capital Federal viven ciudadanos probos y absolutamente confiables para llevar adelante cualquier mediación de índole social. Si los involucrados en esta discusión (que no beneficia a nadie) desean debatir el tema frente a las cámaras, la producción y quien esto escribe están a su entera disposición.

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