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20 octubre 2008

Estoy contento.

¿Está mal, no? Estar contento por la desgracia ajena... pero estoy contento. Estoy feliz.
Recientemente un amigo me dijo: “Te voy a reportear yo a vos: ¿qué pensás de este problema que la esfera económica está atravesando?” Le dije que estaba contento.
Los vientos ahora están soplando para otro lado. Los vientos con olor a podrido no están viniendo para el Sur, están yendo para el Norte. Yo estoy soplando, y si tuviera un ventilador enorme lo pondría en marcha. ¿Saben porqué? Porque toda mi vida estuve olfateando el olor a podrido que me mandaban los mercaderes de la muerte del Norte y Europa. Porque los banqueros, los loobies y toda esa podredumbre que vino a meterse aquí en Latinoamérica son buitres, y voy a estar contento el día que la sangre putrefacta que salga de sus cuerpos abone la tierra.
Tal vez sirvan para algo. Hasta hoy para lo único que han servido fue para destruir, no sólo en Latinoamérica sino en todo el Mundo. No han priorizado al individuo. Cualquier moneda, cualquier papel, cualquier basura, para ellos fue más importante que el ser humano, fue más importante que el individuo. Por so está sucumbiendo este sistema: porque han priorizado el dinero por sobre lo que verdaderamente tiene que tenerse en cuenta: el ser humano. Todo lo que no lo tenga en cuenta tarde o temprano desaparece.
El sistema, sin el ser humano, no puede funcionar. Es así de simple.
Si no ponemos el acento en trabajar por la familia, por la célula madre, tarde o temprano todos van a sucumbir. Por más que se rían, por más plata que tengan, por más armas, por más poder, tarde o temprano van a sucumbir.
Por lo menos esto nos aleja de la posibilidad de un conflicto: van a estar preocupados con sus propios problemas.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Que sigan preocupados con sus problemas, y nos dejen a nosotros resolver los nuestros.

12 octubre 2008

Patético

¿Están rezardo, o están pidiendo perdón?

07 octubre 2008

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Las ciencias exactas tienden en los últimos tiempos a centrar sus estudios en los núcleos primarios, volcando su investigación sobre las células madre o el choque de núcleos, por ejemplo. El fracaso de la globalización y la economía de mercado no es ni más ni menos que el fracaso del individuo, que no ha priorizado el principal factor en la ecuación de la vida: el ser humano.
La caída de la economía salvaje plasmada en su consecuente derrumbe en Estados Unidos y Europa, es consecuencia de la imposición de mecanismos de captación y distribución que desconocen el valor del hombre como unidad social.
El deterioro de cualquier órgano humano repercute en todo el cuerpo. Y así es como la economía de los potencias se está destruyendo a sí misma por ubicar al Imperio del Poder por sobre el sujeto, a quien desprecia.
En la República Argentina las economías fracasaron precisamente por considerar al Gobierno, a sus acólitos y a los grupos afines de poder su factor primordial de sustento. Todos fracasaron. El conservadurismo, el peronismo, el socialismo, el radicalismo y los militares. Porque cada una de estas fuerzas sociales actuaron y actúan a la usanza de corporaciones, y las repúblicas no son corporaciones. Están conformadas por un territorio que es de todos los que en él habitan, y en el cual el ser humano y la familia son, a no dudarlo, la célula madre: su sustento.
El deterioro de la unidad familiar conduce tarde o temprano a la destrucción de la sociedad en su conjunto. No olvidemos que el concepto de cuidar al individuo es el que nos induce a cuidar nuestro propio planeta.