Para vivir hay que hacerse cargo

Vivir de cualquier manera no está reglamentado en la República Argentina y quienes así viven tienen que hacerse cargo.
La muerte de una joven que habitaba en la villa 31 no es ni más ni menos que la consecuencia de vivir de cualquier manera y de permitir hacerlo.
La responsabilidad de esa muerte no es del gendarme que apretó el gatillo sino de su victima (incluidos sus progenitores), del gobierno de la ciudad, del gobierno nacional y de los diputados y senadores como así también de los gobiernos de las últimas décadas que permitieron esos asentamientos.
Los focos de corrupción existentes en el país, la utilización de los habitantes de los asentamientos con fines electorales, y la venta y consumo de droga que el gobierno nacional está impulsando al avalar la despenalización, son la causa de una muerte a todas luces dolorosa, sobre todo por tratarse de una de las tantas jóvenes de las cuales en su niñez nadie se hizo cargo.
De la muerte de la joven y de las que surjan a partir de la despenalización, al actual gobierno le cabe el calificativo de mirador, pues no actúa sobre la fuente del mal que es la corrupción de toda la sociedad, del espectro político, del policial, del administrador, etc., que incide directamente en la forma de vida de quienes en los villorrios viven de cualquier manera y para quienes vender droga, asaltar con armas reales, matar o asaltar con armas de juguete, es trabajar.
La sociedad toda debe hacerse cargo y ahora si preguntarse porqué será.