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01 febrero 2009

Señora, su hijo fue a la guerra

Según un informe de quienes tratan el tema en el mundo y en nuestro país, la droga es una de las mejores armas de guerra conocida.
La devastación es letal; el consumidor (por lo general joven) paga por ella y la utiliza para flagelarse o ayudar a destruir y en muchos casos a matar.
Los jóvenes consumidores no necesitan lavado de cerebro para delatar a sus progenitores, familiares o amigos: su enfermedad los convierte en cómplices del sistema que lo quiere de pasto para las fieras.
Al parecer existe un conato de guerra mundial y no serían con los grandes enemigos de la humanidad, los “tirabombas”, sino con los mercaderes de la muerte. Ellos son peores que los cuervos: no esperan que la presa esté muerta, devoran su intelecto y adquieren fuerzas para la destrucción.
Satanás está entre nosotros, dentro de la droga, de quienes la comercializan, la consumen o permiten su venta recibiendo dádivas o mirando a otro lado.
Madres, sólo ustedes pueden salvarlos.

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