De Eva Perón a Raúl Alfonsín

Nota publicada el 2 de abril de 2009 en Sin Antifaz Blog.
Una vez más el pueblo argentino demostró ser generoso a la hora de despedir a quien en vida supo ganarse el afecto con humildad y respeto.
La enorme cantidad de argentinos que concurrieron al sepelio del demócrata desaparecido debería hacer reflexionar a todos los que están en el poder. La mayoría de ellos no le llega ni a la suela de los zapatos. No soy, al igual que los demás periodistas, dueño de la verdad, pero me atrevo a afirmar que muchos de mis colegas debieran entrar de rodillas al Congreso de la República Argentina para pedir perdón por la oposición cruda, estúpida e intencionada durante el mandato del presidente. Un presidente que demostró, al igual que Arturo Umberto Illia, que no cualquiera puede irse diciendo: “Me voy con la dignidad de saber que ejercí el poder a pesar de ustedes y los esbirros del metal”. El aplauso y la devoción no debe confundir a quienes creen que es posible llegar al poder llevando la foto de Raúl Alfonsín, al igual que aquellos que llegaron con la de Perón y Evita, pues ya sabemos que no tienen siquiera la dignidad de respetar a los muertos.
Es lamentable para los latinos que un dirigente de los quilates de Raúl Alfonsín no haya sido valorado en su justa medida. Ahora sólo nos queda la posibilidad de enmendar nuestros errores a la luz del presidente desaparecido.
El funeral no fue una fiesta pero es un reconocimiento para quienes en vida supieron respetarlo y acompañarlo según sus posibilidades, y a la vez es un repudio a quienes durante su mandato, al igual que Saúl Ubaldini, Carlos Ruckauf, Carlos Saúl Menem, los miles de saqueadores y muchos otros innombrables, impulsaron al líder desaparecido a retirarse antes de cumplir su mandato.
Los malos políticos, viciosos y delincuentes, no merecen integrar una sociedad al lado de los miles de ciudadanos que hoy dijeron “Estoy junto al líder demócrata porque quisiera ser tan digno como él, y retirarme de la misma manera”.