El fuego y la muerte

La crisis incipiente que ronda sobre los estados unidos pone en vigencia lo bíblico con lo popular y lo mezcla.
“Recogerás lo que siembres”. “El que siembra vientos recoge tempestades”. “Has al prójimo lo que quieres que hagan contigo”. Basta recordar estas enseñanzas para entender que los argentinos, al igual que muchos de los ciudadanos del mundo, nada tienen que ver con el problema que padecen la potencia del Norte y los países de Europa. Por el contrario Norteamérica ha demorado esta debacle merced al sudor y lágrima de naciones y millones de seres humanos.
En breve viviremos la época económica del post-liberalismo salvaje. Bienvenida sea si sirve para entender que el dinero es sólo un medio, no un fin, y que los banqueros y loobies económicos son buitres a los que los mismos habitantes de Estados Unidos tendrán que salvar para evitar que la Nación entera sea arrastrada por la sangre pestilente derramada en el exterior que hoy amenaza con ahogarlos.
La inteligencia, sagacidad y fuerza de trabajo de los países emergentes puede servirles para generar una unión en pos del bien común y del real valor individual que cimientan los acuerdos orientados a buscar el bien de todos.
No tengamos miedo. El derrumbe del neoliberalismo salvaje impuesto por las potencias nos recuerda que el fuego y la muerte son los únicos purificadores absolutos. El fuego purifica los monstruos y abona la tierra preparándola para nuevas cosechas.