CEREZA
(Hierba de los miopes, luminaria.)

Las cerezas oscuras o negras contienen mucho hierro, por eso son apropiadas especialmente para los que padecen de ictericia o palidez, y combaten también la obesidad. En cambio las rojas son buenas contra el reumatismo, gota y calcinación de las arterias. Esto sucede porque las cerezas son un gran enemigo del ácido úrico que disuelven y expulsan. Su trabajo en el cuerpo es completo, pues hacen desaparecer todas las impurezas del organismo y de la sangre.

No se debe beber en seguida antes o después de comer cerezas ya que podría ser perjudicial para la salud.
De los rabos de cereza cocidos se obtiene un té muy curativo contra los catarros crónicos, tos, tos convulsa, enfermedades del pecho y garganta, bronquitis, nefritis, cistitis o inflamación de la vejiga, palidez, ictericia, etc. Con las pepitas de los carozos de cerezas se combaten el mal de piedra y las arenillas; con esta cura se purifica la sangre y todo el cuerpo. Diariamente puede comerse tres veces cinco pepitas. Las lombrices desaparecerán y la secreción de la orina será más abundante.
Ante cualquier duda consulte a su médico.
Extracto del libro "Salud y Curación por Yerbas", del naturista alemán Carlos Kozel, editado en enero de 1946 y publicado por Editorial de la Misión
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