Le he escrito a usted en varias oportunidades un par de
cartas que no me ha contestado. Creo que esta es la primer carta que le han
leído a usted antes de escribirla, que es lo que yo estoy haciendo en estos momentos
(Editorial 10.04.14).
Quiero decirle con mucho respeto que usted, en muchos
aspectos, está equivocada, y que sus aplaudidores son una sarta de payasos que
lo único que saben hacer es aplaudirla a usted. Porque si tenemos que tomar en
cuenta la situación en que se encuentra la República Argentina en estos
momentos, tenemos que decirles “señores, ustedes no han sabido lo que hacían,
como tampoco saben lo que hacen”.
A pesar de eso, yo quiero pedirle a usted señora presidente
un favor: no renuncie.
Yo sé que su ex amigo Moyano y el señor Barrionuevo, junto
con los trabajadores de la República Argentina y otros acompañantes, le están dando
a usted la excusa para que con todos los millones que seguramente ha ganado
como abogada pueda ir a refugiarse en cualquier país del mundo. Yo le voy a
pedir a usted por los nietos de los argentinos que se han sacrificado y han
trabajado en este país, que se la banque hasta el 2015, que no renuncie, pero
que le pida la renuncia a todos los idiotas aplaudidores que ni siquiera sirven
para barrer una calle, porque de lo contrario no hubieran llevado a la Argentina
a la peor situación de su historia.
Mal que a usted le pese, nos han retrotraído a 1940. Yo viví
en 1940, usted no. Yo compraba la leche en 1945, usted no. Yo salía a juntar
yuyos en el campo para que mi vieja pudiera hacer una comida para sus hijos,
usted no. Hay argentinos como yo que saben lo que es pasar una crisis. Hemos pasado
muchísimas crisis, pero una crisis moral, como la que está viviendo la República
Argentina y lo que están padeciendo nuestros compatriotas jamás ha ocurrido y
para muestra basta un botón.
Le voy a contar una anécdota. Un caso que pasó aquí, en el
pueblo de General San Martín. No voy a mencionar el nombre de los involucrados
ni de los responsables, pero le voy a contar a usted algo que no es un cuento,
para que usted no cuestione a aquellos ciudadanos que le propinan una golpiza a
los delincuentes drogados, que salen a asaltar a los pobres ciudadanos que
trabajan doce horas y que se han ganado el pan con el sudor de su frente.
En una escuela de San Martín le obligaron a la maestra de
primer grado a tomar a un chico de nueve años, no sé de qué villa de San
Martín. Este chico de nueve años no sabía prácticamente ni hablar. En una
oportunidad en un recreo agarró a una nenita y casi la ahorca. La estaba
ahorcando, ¿me escucha señora presidente?
A la maestra le costó un gran trabajo que dejara de
aprisionarle el cuello. Este joven, este niño, le pegó un codazo a la maestra y
la derribó; cuando estaba en el suelo le pateó la cabeza. ¿Me está escuchando
señora presidente? Un chico de nueve años de una escuela de San Martín, que fue
enviado por el Municipio, le pegó un codazo a la maestra de primer grado, la
derrumbó (porque la maestra impidió que ahorque a una criatura) y cuando estaba
en el suelo le pateó la cabeza. ¿Sabe lo que dijo la persona responsable de
haber enviado a ese chico a la escuela? Que le iban hacer al joven una
evaluación psicológica. Después de que casi mata la maestra le iban a hacer una evaluación
psicológica al chico, para ver si estaba en condiciones de ir a la escuela. Esa
es una de sus aplaudidores.
Le cuanto más. Una ambulancia llevó a la maestra a una
clínica, estuvo tres días internada. El marido, que en estos momentos está
separado de la maestra, fue a la clínica al tercer día. Le querían cobrar (con
justa razón). La ART no le reconoció los gastos. Tuvo que pagar de su peculio
los gastos que esta gente, que usted está prodigando al cohete, por no decir
otra palabra, le había creado a su ex esposa.
En definitiva, esta maestra tiene pánico. Ahora está con
licencia médica. Una maestra que dedicó toda su vida a educar a los niños.
Señora Presidente, baje a la Tierra, vea la verdadera
realidad del pueblo. Yo voy a nombrar un gran hombre: Hipólito Yrigoyen. A él
le escribían un diario.
Señora Presidente, a pesar de que a usted le están contando
un cuento y la están aplaudiendo en vano, no renuncie. Ponga lo que hay que
poner y trate de llegar al 2015, pero cambie a los chicos de La Cámpora que no
sirven para nada, y cambie a los aplaudidores que la rodean, que no se ganan ni
la centésima parte de lo que se llevan del sacrificio del pueblo argentino.
AGRADECIMIENTO
Agradecemos el comentarios de un tele-espectador recibido en nuestro mail:
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Doy fe del hecho, la maestra continua en tratamiento con siquiatra y neurólogo, y tramites para su jubilación ordinaria por consejo de los médicos tratantes y de sus hijos.Esto ocurrió a mediados del año 2013. Finalmente la ART le cubrió los gastos de su internación.
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