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16 diciembre 2010

Ocupas

Se dijo que había un antes y un después de Néstor Kirchner. Tal vez la historia así lo refleje. Hoy afirmamos que habrá un antes y un después de la toma del Parque Indoamericano.
La ocupación del parque, junto a la desinteligencia entre el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y el gobierno Nacional, sacó a la luz la crisis habitacional y sanitaria latente que padecen la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires, producto de la irresponsabilidad del poder ejecutivo en el control migratorio.
Las fronteras de la República Argentina ya no existen. Las leyes que rigen la inmigración (refrendada por legisladores que en la actualidad ejercen altos cargos en el gobierno) sólo son letra muerta y, al decir de Aníbal Fernández, de imposible cumplimiento.
Como en tiempos bíblicos, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. El gobierno peronista al mando desde 1945 a 1955, posibilitó una migración indiscriminada desde las provincias del interior a la Capital Federal.
El gobierno peronista del matrimonio Kirchner no sólo permitió y permite la inmigración de ciudadanos de países limítrofes, sino que no está cumpliendo con las leyes vigentes en la materia, agravando así la situación habitacional y sanitaria generada por el populismo irresponsable de mediados del siglo pasado.
Aquel gobierno fue derrocado equivocadamente por un nefasto golpe militar, profundizando la crisis de la que aún existen resabios. La interrupción abrupta de un gobierno elegido por el pueblo nunca conduce a buen puerto. Actualmente parecen no existir posibilidades de un golpe militar, pero sí existe la posibilidad de un imprudente renunciamiento del poder ejecutivo, que no sólo tropieza con las mismas piedras de aquel peronismo, sino que además mira las dificultades desde el palo mayor del barco -un barco que está cargado de dólares internacionalmente devaluados y sin respaldo real-.
Al vicepresidente Julio Cobos y la oposición les conviene tomar nota. Primero, Julio Cobos tendría que renunciar antes que la presidenta y el ejecutivo en pleno le tiren el gobierno por la cabeza. Segundo, la oposición y el ejecutivo necesitan hacerse cargo y no sólo cumplir y hacer cumplir a capa y espada todas las leyes vigentes, sino entender, como reza una de las caras de las monedas brasileras, que orden es progreso.

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